Una puerta abierta…
Te has encontrado en una situación en la que no era necesario negar el nombre de Dios y lo hiciste? ¿Cómo te sentiste?
¿Cuántas veces has decidido hacerlo voluntariamente, porque creíste en tu propia sabiduría? ¿Te sientes solo (a) ahora? ¿Crees que no hay vuelta atrás?
Esta carta de Juan esta mañana es para ti, para decirte que no importa dónde te encuentres en este momento, si hay un Jesús amoroso que tiene sus brazos abierto esperándote. Solo tienes que tomar una decisión, que ya no volverá atrás y dejar que el tome el control de tu vida.
Como David le dijo: «Señor, tú me has examinado y me conoces. Sabes cuando me siento y me levanto. Tu penetras mis pensamientos. Tu conoces mi situación actual y no hay nada oculto de ti. Ayúdame a levantarme y glorificarte en mi para que los que me conocen pueden ver tu luz en mi «…Amén.
Él te conoce y te quiere amar. Decídete a hacer su voluntad y a pesar de tu fuerza y veras cumplir sus promesas en tu favor.
Estudiante, médico, ingeniero, Secretario, Profesor, Director, Pastor, el conoce tus obras. Y aun siendo débil has guardado su palabra y no has negado su nombre, él te dice:
«Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar«.